Ahora parece impensable. Es más, hubiera sido imposible obtener el permiso para una discoteca en uno de los recintos de las ruinas de una iglesia que conserva los únicos vestigios navarros -junto a la de San Cernín de Pamplona- del protogótico del siglo XII. Pero en 1977 la sociedad no era muy proclive a salvaguardar su patrimonio y durante dos años funcionó esta sala de fiestas. Su punto final no llegó porque alguien se echara las manos a la cabeza y se empecinara en proteger la iglesia más antigua de Viana. Simplemente, sus propietarios encontraron otro lugar mejor y echaron el cierre.
Aunque en 1979, la Institución Príncipe de Viana da dio un tímido paso para evitar que los restos del recinto religioso se vinieran abajo. "Se desmontó el campanario y casi la totalidad del torreón del siglo XVI con partes del medievo. El 20 de enero, se habían caído las campanas rompiendo la cúpula neoclásica y había temor porque otro desplome terminara por destruir todo", explica Félix Cariñanos San Millán
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El encierro entrando en San Pedro |
Este docente de 63 años, licenciado en Filología Románica, Antropología y Etnografía, ha sido uno de los vecinos de Viana que más se ha preocupado por recopilar la historia de su patrimonio. Todos los años -y desde hace cuatro décadas- organiza una o dos exposiciones sobre la cultura local y esta vez le ha tocado a San Pedro. Aunque su interés por esta iglesia no es nuevo: en agosto de 1989 publicó una noticia en Diario de Navarra que tituló "Encierro gótico en Viana".

Fortificación Liberal
Como en todas las ciudades con más de dos parroquias, San Pedro y Santa María de Viana tenían muy bien delimitados su feligresía. "Y a ésta pertenecían los que vivían al oeste de la plaza de Los Fueros", explica Cariñanos. Pero la primera Guerra Carlista relegó la vida religiosa y convirtió a San Pedro durante el siglo XIX en fortaleza de los liberales. "Para ellos era una defensa inmejorable porque esta parroquia nació también como fortaleza. La muralla que rodea su patio posterior es una atalaya perfecta desde la que se ve Navarra, La Rioja, País Vasco y hasta Castilla".
En 1844 -dos años después de que José de Nagusia, arquitecto de edificación del Palacio de Diputación de Navarra aconsejara su desalojo- se vino abajo. "Se cayó por problemas arquitectónicos ya que la estructura gótica no pudo soportar los nuevos elementos, como una sacristía renacentista en el ábside o el bajo coro y la cúpula del Neoclásico. Y tampoco eran años en los que hubiera dinero para su mantenimiento. La desamortización de Mendizábal dejó la titularidad en manos locales y en 1837 en Calahorra se hizo una subasta con todo su oro y plata para mantener a la guarnición liberal aquí acantonada", explica Cariñanos. "Y con muchas de las piedras que quedaron esparcidas por el suelo se adoquinaron las calles de Viana en la segunda mitad del siglo XIX'.
De recuerdo de su antigüedad queda, según se entra en dirección norte, los restos del antiguo ábside protogótico. Y se conversa a la izquierda una nave ya entrada en el estilo Gótico. "Aunque se desmoronó conservó el título de parroquia hasta 1847. Y curiosamente hasta mediados de 1960 continuó cobij ando las misas de los que vivían cerca en esta nave cubierta. Se había dejado el retablo de la Virgen del Rosario ahora en la parroquia. Yo mismo de pequeño he asistido a estos oficios religiosos que dirigía el párroco o coadjutor de Santa María el domingo por la mañana temprano".
El progresivo deterioro de San Pedro se cortó de raíz en 2001, aunque ya en 1965 hubo un tímido intento por ser Año Jacobeo. El Ayuntamiento -al que el Arzobispado cedió la titularidad en 1988-aprobó un proyecto de consolidación de los 600 m2del conjunto arquitectónico que, debido a su complejidad, se acometió en cinco fases. Tras ocho años de trabajos y una inversión de más de 1,5 millones de euros -que también comprendió la conocida como casa de la Primicia, la antigua discoteca-dejó la sillería libre de maleza, se recubrió el suelo con pequeñas piedras, se iluminó con luz ornamental el conjunto y se sacó a la luz la bóveda de crucería de la nave, tapada por un falso techo. Y gracias a esta intervención, ahora sí, Félix Cariñanos ha podido titular su exposición como San Pedro, una maravilla en Viana.
Entre las piedras deSanPedro sehantejido
leyendas, aunque en este caso incluso con
documentos que le dan su parte real. “Hace
años unamujerme contó que su abuela decía
que durante la invasión francesa un soldado
galo en la nave cubierta decapitó una
figura del Niño Jesús el 5 de enero de 1808.
Una vecina al verlo le maldijo deseándo le
que otra espada le cortara a él la muñeca con
la que había descabezado la escultura.En el muro que rodea el jardín de San Pedro en
septiembre de 1808 se encontró a un soldado
francésmuerto al haberse desangrado
por un tajo precisamente en esa parte del
cuerpo.Yasí lo certifica el médico en un documento
que aún se conserva en el archivo
municipal”, cuenta Cariñanos. “En ese papel,
el párroco añadió de su puño y letra que
era el soldado francés del Niño Jesús”.Quizá
el sacerdote aprovechó la casualidad para aumentar el fervor entre los feligreses.
“Aquel galo acabó enterrado en el jardín de
San Pedro que se utilizaba como cementerio.
En el medievo, como en otras iglesias, a
la gente con dinero se le daba sepultura en el
interior de la parroquia.“Y aunque pertenecieran
a Santa María, si morían dentro del
término adscrito a San Pedro se les enterraba
aquí. Tal vez porque eso suponía dejar
dinero en la iglesia”, añade Cariñanos.
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